lunes, 25 de mayo de 2015

¿Debería Estados Unidos imprimir una moneda de platino?

El debate que todos los economistas y políticos del mundo están planteándose a día de hoy es si acuñar una moneda de platino que pueda "salvar a EEUU de la crisis". Sin embargo, es esencial explicar qué ha pasado para que Estados Unidos esté al borde del desastre político (véanse las constantes discusiones entre demócratas y republicanos para obtener una solución; han sido mostrados en alguna que otra ocasión como "bebes" por algunas revistas y magazines económicos que hace alusión a la falta de conversación que existe entre ellos) y, no muy lejos, a punto de poder iniciar una catastrófica recesión financiera. (Al ser la exposición del mundo a EEUU muy alta, la recesión financiera americana provocaría un contagio inminente en la ya maltrecha Europa y en los principales exportadores e importadores; la teoría del comercio internacional druante las crisis es un tema muy interesante del que sin duda hablaremos pronto.) El debate causado por la opinión que el profesor Krugman planteó en un artículo de su blog de mandamientos, ha hecho que un gran conjunto de economistas empiece a plantearse la efectividad (o no) de la acuñación de una moneda de platino. Cuando Barack Obama entró a la Casa Blanca como Presidente de los Estados Unidos de América, sabía que iba a tener que hacer frente a muchos problemas; se enfrentaba a una de las crisis más devastadoras después de la Gran Depresión. Cuando la Revolución Americana se ejemplificó, los creadores del Estado firmaron una Constitución. Una de las leyes que se situaban en esa Constitución era que el Estado solo podría gastar si ese gasto era aprobado previamente por un Congreso. Y así fue. Los economistas consideran que el techo de deuda es el límite que se pone al Estado para poder endeudarse. De hecho, en los libros ya figura que EEUU vivió una crisis de techo de deuda allá por 2011.  Sin embargo, las divergencias entre los economistas republicanos y los demócratas se hacen evidentes cada día que pasa. Los primeros, apuestan por una reducción del gasto público que, según ellos, propondría un crecimiento escalonado de la economía. Esto es, a menor gasto público, mayor crecimiento. (Nótese que parece ser que los republicanos encuentran en el origen-de-todos-los-males al gasto público, cuando, evidentemente, hay más variables que merecen y tienen que ser analizadas.) Los segundos, confían en que los estímulos económicas y una eficiencia del gasto son remedios (aunque hay más) para sacar a una economía de una depresión. Efectivamente, esta pugna la sufren los ciudadanos americanos y los ciudadanos del resto del mundo expuestos a su decisión.



Abismo fiscal
El abismo fiscal se define como una serie de recortes y de reducciones del gasto público provocados por el no-acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso. La solución, sería clara: se debería encontrar una situación que hiciese que los demócratas y los republicanso concordasen. Sin embargo, esa situación no se ha dado en ningún caso. Los demócratas han tenido la idea de acuñar una moneda de platino que, lo único que conllevaría, sería acabar de manera súbita con la deuda que oprime a Estados Unidos. La teoría es simple: si no podemos ampliar el techo de deuda, acabaremos con la deuda de manera rápida. Los efectos legales los desconozco. ¿Es legal acuñar una moneda de platino en Estados Unidos? Hay algunas voces que afirman que sí es posible y que se podría hacer. Sin embargo, analicemos los efectos económicos.

El proceso inflacionario de Estados Unidos es el que se representa más arriba. Lo sitúo porque una de las cosas que más temen los que se oponen a la creación de esta moneda es que aumente la inflación y, entonces, Estados Unidos pierda ampliamente su independencia económica. No necesitamos recordar que, la inflación se produce en muchas ocasiones cuando se hace lo que los economistas conocen como la impresión de dinero. Entonces: Imprimir más dinero = Inflación. Lo que haría la FED (la Reserva Federal) sería acuñar una moneda que valdría un billon de dólares para, después, cedersela a Obama. De esta manera (y como dijimos antes) el Gobierno no tendría que preocuparse de nada: ya ha solventado su problema de deuda con la creación de esa moneda. A día de hoy, parece hasberse convertido en uno de los recursos más esperados para hacer frente al problema económico de America. Por otro lado, si no se acuña la moneda, los efectos de la llegada del abismo fiscal serían terribles. Si ya hemos visto que una economía deprimida se deprime aún más cuando se recorta el gasto público, ¿qué le esperaría a EEUU sino eso, recortes? La realidad es que solo hay dos caminos: uno horrible y un completo suicidio (los recortes) y uno malo (la impresión de la moneda). Tal y como dijese Krugman, la decisión está totalmente clara en este momento. Acuñen la moneda.

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